Cuando la luna tu palio ilumina
y ya bajo él tu faz la luz la dora,
perla de una lágrima va y declina
sobre tu cara bella y redentora.
El sonido de un rezo se avecina
de un corazón baezano el cual te adora,
y el pálpito de un beso se adivina
cuando tu corazón bajo el bullicio:
aflora
¡Oh corazón de Madre! Luz piadosa,
cuando Tú vas por las calles de Baeza.
Haces de mi ciudad la más hermosa.
Pues la viste de amor: tan Dolorosa,
conjunto de bondad y de grandeza
como madre de Dios ¡Oh Fervorosa!
Antonio Cabrera Lechuga
Baeza, Abril de 1973